En un ranking de resultados positivos, Lanfranconi mencionó en primer lugar al centeno (cultivares Don Guillermo, Don Enrique, Quehué y Ricardo). Luego se encolumnan: trigo, niveles de rastrojo altos, rastrojos medios y sin rastrojo. Donde más problemas tenemos es donde hay rastrojo bajo o sin rastrojo y sin herbicida, menciona el técnico.
Especies y cultivares
Desde 2014, en campos de productores se evaluaron distintas especies y cultivares de avena, trigo, centeno y vicia. En el primer año se descartaron especies para la zona, como el caso de la vicia.
La vicia cuenta con privilegio en la elección como cultivo de cobertura en otros ambientes para generar cobertura vegetal, fijar suelos o para captación de agua e incorporación de nitrógeno.
De modo que nos quedamos con trigo, avena y centeno. Ahora, con tres años de trabajos a campo podemos decir que a nivel zonal el centeno es la especie que en nuestros experimentos logró mejor performance y adaptación, con una disminución de presencia de malezas, mencionó Oliva.
Al laboratorio
La etapa que sigue ahora es evaluar y convalidar a nivel de laboratorio el efecto alelopático de los cultivares citados. El centeno se presentó como el más rústico frente a las heladas y con menor consumo de agua, una limitante importante en la zona centro norte de Córdoba. Y tampoco tiene patógenos, remarca el ingeniero Remondino. Se ve en el campo que son cultivos no muy voluminosos, pero sí con un control de malezas espectacular, agrega.
Momento de decisión
Por estos días, con el maíz en estadio de madurez fisiológica (el cultivo ya no consume más agua y nutrientes), comienza la cuenta regresiva. Los interesados se aprovisionan de semilla y contratan al aeroaplicador.
La siembra aérea de centeno sobre el lote de maíz se realizará a fines de este mes. El costo del vuelo ronda los 30 dólares por hectárea pero, según los técnicos, el productor deberá verlo como una inversión de la que no tendrá rédito inmediato.
En el campo visitado, se comenzó con 20 hectáreas, pero en la campaña pasada se hicieron 400 y en la actual serán 800. En toda la zona se calcula la cobertura de unas 4.500 hectáreas con el sistema.
Puente verde
Para Lanfranconi, este puente verde entre dos cultivos de verano (maíz o soja) debería repetirse todos los años; en cada campaña será desactivado o secado, de manera química o mecánica, cuando se considere oportuno (fines de septiembre-octubre).
En abril y mayo, cuando hay un consumo importante de agua y costos por herbicidas, ese puente verde se presenta como opción.
No son cultivos que tienen que ir a cosecha; en nuestra zona, si el cultivo de cobertura va a cosecha y no tenemos suficientes precipitaciones, impactará en el rendimiento del cultivo siguiente de verano. Por eso, no podemos hacer fácilmente trigo después de soja. Lo podemos hacer en los años en que tenemos un perfil saturado o con precipitaciones altas. Entonces, el centeno cierra como cobertura porque es el que menos agua consume para ofertar un volumen de rastrojo, explica Lanfranconi.
Con este manejo, el productor deberá restringir el crecimiento antes de que empiece el proceso de floración o el final del encañado, que es cuando empieza a aumentar el consumo de agua.
Los integrantes del equipo de Lanfranconi hicieron hincapié en que este manejo de malezas con cultivos de cobertura deberá ser anotado entre los ítems del Plan de Buenas Prácticas Agropecuarias impulsado por el Ministerio de Agricultura de la Provincia y que computará incentivos para los productores y grupos de productores que las acrediten.
De abril a octubre, el cultivo de cobertura reemplaza la acción de los herbicidas; se utiliza una sola aplicación para secarlo. Luego, entran en el sistema el grupo de herbicidas pre emergentes para defender a la soja o el maíz.
Si la problemática de malezas es importante, motivo por el cual se recurre al cultivo de cobertura, lo que este garantiza es la eficiencia de los herbicidas (incluido el costo). Si uno pone la misma plata en herbicidas con o sin cobertura, habrá mucho más escape de malezas en este último caso. Con lo cual será necesario repasar y volver a más aplicaciones para limpiar el lote, señaló el ingeniero Lanfranconi.
Cómo son los ensayos del grupo Inta-UCC. El equipo de Luis Lanfranconi viene evaluando en campos de productores, desde hace tres años, qué cultivares de centeno tienen la mejor performance como cultivos de cobertura para controlar malezas resistentes. Durante el último año, se confeccionó un protocolo para evaluar el impacto de los herbicidas arriba de los rastrojos. Se evalúan tratamientos, en particular para controlar yuyo colorado. El cultivo de cobertura se presenta como una herramienta más dentro del manejo.
Fuente: Carlos Petroli AgroVoz
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