AEROAPLICADORES, SU ESPOSA PREPARA EL AVIÓN Y LA DOSIS Y ÉL VUELA

10 ABR | por : La Nación, FeArCA

En Bragado, a 200 kilómetros de la Capital Federal, vive Walter Malfatto, un productor agropecuario de 56 años que a su vez se desempeña como contratista de maquinaria agrícola y aeroaplicador.


Su trayectoria en el mundo de las aeroaplicaciones con más de 30 años de servicio, su rol en la difusión de la actividad, y su compromiso social junto a su familia de ayuda permanentemente a la comunidad, es un ejemplo a seguir.


Por todo ello, en el marco de Expoagro 2020 edición YPF Agro , más precisamente en el III Encuentro de Contratistas, la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) lo reconoció por su trayectoria y compromiso. Al respecto, Malfatto expresó: "No me esperaba este reconocimiento. Estoy muy contento, y que me lo entreguen en vida significa un doble reconocimiento".


El aeroaplicador tiene dos hijos: el mayor, abogado, trabaja con él en el campo. El menor estudia arquitectura. Lo más curioso es que su esposa Sandra (42), lo ayuda en las tareas de aeroaplicación. Carga el avión y prepara la dosis. "Vos podés aplicar muy bien, pero es tan importante el que vuela como el que está abajo", aseguró.


Para Malfatto, la aeroaplicación es en equipo y en familia. "En la época de campaña, especialmente en verano lo que más se trabaja es la soja. Nos levantamos muy temprano, alrededor de las 4 de la madrugada. Sandra se encarga de anotar las dosis que lleva cada lote, los litros de agua, y de prepararlas. Mientras que yo me ocupo de cargar nafta, llegar al lote y realizar la aplicación", relató Malfatto con más de tres mil horas de vuelo registradas.


Trabajando con gran esfuerzo y voluntad, pudo comprar su primer avión que fue el PA18, pequeño, de categoría normal y restringida que servía tanto para juntar horas como para aeroaplicación. "Fui juntando horas y ahorrando dinero, hasta que pude llegar a un Pauny 235. Ese avioncito me fue trayendo otro, y ahora tengo un Bravo 375", relató.


Malfatto realizó el primer curso de piloto privado en el aeroclub Bragado, y después, cuando logró juntar 500 horas, rindió el curso de aplicador aéreo con Juan Angelini. "Constantemente estoy realizando capacitaciones, y en Fearca soy el primer vocal", comentó.


La aviación agrícola es un sector de vital importancia dentro de la aviación y de la industria agropecuaria. No obstante, hay muchos cuestionamientos como así también desinformación en lo que respecta al uso de fitosanitarios.


En este sentido, el aeroaplicador de Bragado precisó: "Llevamos productos dentro del tanque que no son agua mineral. Es el ingeniero agrónomo quien recomienda y autoriza a realizar la aplicación con una receta agronómica".


Al ser consultado sobre cuál es el principal aporte del aeroaplicador al campo, analizó: "Cuidar los cultivos en el peor momento: cuando están enfermos. Además, cuando el cultivo está avanzado, las máquinas terrestres no pueden ingresar al campo, y la única solución es el avión agrícola. De esta manera, se genera mayor cantidad de alimento, porque no se está pisando ni dañando el cultivo, sino que se está cuidando en su momento más crítico".



Fuente: La Nación
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