Es de Bragado, forma parte del consejo directivo de FeArCA, y es uno de los aeroaplicadores cuyo perfil se caracteriza por su responsabilidad social.

Walter es un aeroaplicador que si bien siempre se dedicó al campo, no tiene ascendientes  em la aviación, y tampoco en la especialización agrícola.  Contó que su trabajo como contratista en el campo le permitió pagarse las horas de vuelo para recibirse de piloto. “ La aviación siempre me había llamado la atención, y después de invertir en capacitarme y de hacer sacrificios obtuve el título”, expresó.

Actualmente tiene su hangar a metros de su casa, y trabaja con su esposa, quien se dedica tras las indicaciones del Ingeniero Agrónomo a preparar el caldo que se va a aplicar. “Ella se ocupa de preparar todo,  llevar las cuentas y hasta cobrar” – dijo orgulloso y agregó -  yo me levanto reviso el avión, observo el clima y  me fijo que esté todo en orden”. Claramente es un trabajo en equipo. 

Malfatto respecto de la imagen social que hay sobre el aeroaplicador hizo mea culpa. “Puede ser que en algún momento no se hayan hecho las cosas bien, hace muchos años atrás, tal vez porque no se tenía conocimiento, pero hoy en día el trabajo que se hace es profesional, y todo lo que se utiliza se aplica bajo las normativas y con todos los cuidados que deben tenerse”.

En cuanto a las críticas que se reciben dijo que con un veedor en cada pueblo se podría demostrar que no hay riesgo para las poblaciones.

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