SIEMBRA AÉREA: UNA PRÁCTICA AMIGABLE CON EL MEDIO AMBIENTE

09 DIC | por : AAPRESID, Agrovoz, FeArCA


El centeno, vía aérea ante malezas resistentes




El equipo de investigación que comanda Luis Lanfranconi (Inta-UCC), acompañado por Julián Oliva y Lucas Remondino, expuso sobre los ensayos en campos de productores. Cultivos de cobertura al rescate.


Para un observador inadvertido, el sobrevuelo de un avión aplicador sobre un paño verde de maíz formando granos podría suponer una pulverización aérea con fitosanitarios o insecticidas. Y hasta podría generar algún alerta en un desconocedor de las prácticas agrícolas, en particular si la labor ocurre en alguna zona periurbana.


Pero nada de eso y, por el contrario: en este caso, el testigo deberá anoticiarse de que está ante una práctica amigable con el ambiente. Se trata de una siembra aérea de un cultivo de cobertura, no destinado a la cosecha de grano sino al control de malezas resistentes, y el consecuente menor uso de herbicidas.


La estrategia vino ganando terreno en la zona centro-norte de Córdoba para neutralizar malezas invernales (parietaria, rama negra, bowlesia, descurainia) y otras de ciclo estival, entre las que sobresale el yuyo colorado (Amaranthus hybridus y Amaranthus palmeri). Este último ya avanzó sobre más de seis millones de hectáreas en la geografía productiva del país.


De la mano de la tecnología y la investigación, las prácticas agrícolas están en movimiento, van innovando y también logran mitigar impactos ambientales. En las últimas campañas, los cultivos de cobertura comenzaron a estar en el radar, y en esta región el centeno, una gramínea anual, se posiciona como estrella para atacar las “malezas problema”.


Ensayos a campo
El equipo de investigación que comanda el ingeniero agrónomo Luis Lanfranconi (Inta-Universidad Católica de Córdoba), acompañado por Julián Oliva y Lucas Remondino –sus colegas en la Cátedra de Protección Vegetal de la UCC– expuso ante los ensayos que llevan adelante en uno de los establecimientos agrícolas, cercano a Monte Cristo.


En los últimos tres años, este equipo vino realizando ensayos con distintos herbicidas y planteos de manejo de malezas con opciones tales como: sin cultivo de cobertura, con rastrojo de centeno y con rastrojo de trigo.


En las parcelas se observa el siguiente fenómeno: el yuyo colorado prolifera de manera agresiva en los espacios sin cobertura, dentro del cultivo de soja. En cambio, en el rastrojo de centeno, la ausencia de la maleza salta a la vista.




En el campo. Luis Lanfranconi, acompañado por los ingenieros Julián Oliva y Lucas Remondino, en un ensayo sobre soja en la zona de Monte Cristo.

En un ranking de resultados positivos, Lanfranconi mencionó en primer lugar al centeno (cultivares Don Guillermo, Don Enrique, Quehué y Ricardo). Luego se encolumnan: trigo, niveles de rastrojo altos, rastrojos medios y sin rastrojo. “Donde más problemas tenemos es donde hay rastrojo bajo o sin rastrojo y sin herbicida”, menciona el técnico.


Especies y cultivares
Desde 2014, en campos de productores se evaluaron distintas especies y cultivares de avena, trigo, centeno y vicia. En el primer año se descartaron especies para la zona, como el caso de la vicia.


La vicia cuenta con privilegio en la elección como cultivo de cobertura en otros ambientes para generar cobertura vegetal, fijar suelos o para captación de agua e incorporación de nitrógeno.


“De modo que nos quedamos con trigo, avena y centeno. Ahora, con tres años de trabajos a campo podemos decir que a nivel zonal el centeno es la especie que en nuestros experimentos logró mejor performance y adaptación, con una disminución de presencia de malezas”, mencionó Oliva.


Después de la cosecha. El centeno emerge como cobertura tras la recolección del maíz.

Al laboratorio


La etapa que sigue ahora es evaluar y convalidar a nivel de laboratorio el efecto alelopático de los cultivares citados. El centeno se presentó como el más rústico frente a las heladas y con menor consumo de agua, una limitante importante en la zona centro norte de Córdoba. Y tampoco tiene patógenos, remarca el ingeniero Remondino. “Se ve en el campo que son cultivos no muy voluminosos, pero sí con un control de malezas espectacular”, agrega.


Momento de decisión


Por estos días, con el maíz en estadio de madurez fisiológica (el cultivo ya no consume más agua y nutrientes), comienza la cuenta regresiva. Los interesados se aprovisionan de semilla y contratan al aeroaplicador.


La siembra aérea de centeno sobre el lote de maíz se realizará a fines de este mes. El costo del vuelo ronda los 30 dólares por hectárea pero, según los técnicos, el productor deberá verlo como una inversión de la que no tendrá rédito inmediato.


En el campo visitado, se comenzó con 20 hectáreas, pero en la campaña pasada se hicieron 400 y en la actual serán 800. En toda la zona se calcula la cobertura de unas 4.500 hectáreas con el sistema.


Puente verde
Para Lanfranconi, este “puente verde” entre dos cultivos de verano (maíz o soja) debería repetirse todos los años; en cada campaña será desactivado o secado, de manera química o mecánica, cuando se considere oportuno (fines de septiembre-octubre).


En abril y mayo, cuando hay un consumo importante de agua y costos por herbicidas, ese puente verde se presenta como opción.


“No son cultivos que tienen que ir a cosecha; en nuestra zona, si el cultivo de cobertura va a cosecha y no tenemos suficientes precipitaciones, impactará en el rendimiento del cultivo siguiente de verano. Por eso, no podemos hacer fácilmente trigo después de soja. Lo podemos hacer en los años en que tenemos un perfil saturado o con precipitaciones altas. Entonces, el centeno cierra como cobertura porque es el que menos agua consume para ofertar un volumen de rastrojo”, explica Lanfranconi.



Con este manejo, el productor deberá restringir el crecimiento antes de que empiece el proceso de floración o el final del encañado, que es cuando empieza a aumentar el consumo de agua.


Los integrantes del equipo de Lanfranconi hicieron hincapié en que este manejo de malezas con cultivos de cobertura deberá ser anotado entre los ítems del Plan de Buenas Prácticas Agropecuarias –impulsado por el Ministerio de Agricultura de la Provincia– y que computará incentivos para los productores y grupos de productores que las acrediten.


De abril a octubre, el cultivo de cobertura reemplaza la acción de los herbicidas; se utiliza una sola aplicación para “secarlo”. Luego, entran en el sistema el grupo de herbicidas pre emergentes para defender a la soja o el maíz.


“Si la problemática de malezas es importante, motivo por el cual se recurre al cultivo de cobertura, lo que este garantiza es la eficiencia de los herbicidas (incluido el costo). Si uno pone la misma plata en herbicidas con o sin cobertura, habrá mucho más escape de malezas en este último caso. Con lo cual será necesario repasar y volver a más aplicaciones para limpiar el lote”, señaló el ingeniero Lanfranconi.


Cómo son los ensayos del grupo Inta-UCC. El equipo de Luis Lanfranconi viene evaluando en campos de productores, desde hace tres años, qué cultivares de centeno tienen la mejor performance como cultivos de cobertura para controlar malezas resistentes. Durante el último año, se confeccionó un protocolo para evaluar el impacto de los herbicidas arriba de los rastrojos. Se evalúan tratamientos, en particular para controlar yuyo colorado. El cultivo de cobertura se presenta como una herramienta más dentro del manejo.


Fuente: Carlos Petroli – AgroVoz
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